Disputas sindicales

Disputas sindicales y emergencia de la hegemonía peronista en el gremio del pescado

Por Agustín Nieto

Durante el año 1948 el SOIP debió competir por la hegemonía en el gremio del pescado con una nueva organización gremial que estuvo dirigida por militantes sindicales peronistas: la SOIPA. Como veremos, hacia fines de aquel año la representación gremial de lxs obrerxs del pescado quedó en manos de aquella nueva entidad, desapareciendo de escena el SOIP, no así la presencia de militantes anarquistas en los espacios fabriles. Pero este final, que venía siendo anunciado por la previa clausura que había sufrido la UOL después de apoyar la huelga de chóferes de ómnibus, en diciembre de 1947, fue el punto de llegada de un proceso que comenzó en los primeros meses de 1946, después del triunfo de Perón.

En distintos puntos del país, en el transcurso de un quinquenio la militancia sindical identificada con el movimiento político del Gral. Perón logró hegemonizar a un movimiento obrero en expansión organizativa. El punto de llegada fue el mismo: la dirección de los distintos sindicatos. Sin embargo, los medios para lograr aquella hegemonía no fueron idénticos, aunque en todos los casos contaron en mayor o menor medida con recursos estatales. Las tradiciones gremiales previas, la longevidad de las organizaciones, el carácter ideológico y el posicionamiento ante el nuevo movimiento político de la vieja guardia sindical, fueron todas circunstancias que determinaron la multiplicidad de los caminos articulatorios para la construcción de la hegemonía sindical peronista.[1] Distintas investigaciones que tuvieron como objetivo reconstruir experiencias situadas en dimensiones ‘locales’ y/o en ramas de actividad, nos muestran una amplia red de caminos alternativos en la desarticulación de la hegemonía previa y la articulación de la nueva. Cuando el gremio era dirigido por un grupo cerradamente opositor al nuevo movimiento, las acciones emprendidas por la militancia sindical peronista apuntaban a aislar a aquel grupo por medio de la creación de una organización alternativa que contaba con la venia de la STyP y el hostigamiento a lxs dirigentes del viejo sindicato. En el caso en que el grupo dirigente se mostrara ambivalente las presiones ejercidas apuntaban a confluir en una misma estructura sindical. También hubo procesos de construcción de hegemonía sindical peronista que se cristalizaron por medio de las elecciones sindicales, como sucedió en la Federación Gráfica Bonaerense.[2]

En este apartado nos proponemos responder cómo a partir de fricciones entre fuerzas obreras alternativas se fue configurando la hegemonía de una de esas fuerzas, la peronista. Proceso que, a la vez, se alejaba de algunas experiencias y se aceraba a otras, sin perder nunca su especificidad. En esta búsqueda no escatimaremos en reconstrucciones densas y minuciosas de micro-acontecimientos sociales que dieron el tono a dicho proceso. Pues aquellas trayectorias no condicionaron solamente el devenir de las luchas inter-sindicales durante los dos primeros gobiernos de Perón, sino que también condicionaron el proceso posterior. Según adelantaron un grupo de militantes sindicales anarquistas luego de la clausura de la Casa del Pueblo por resolución gubernamental:

Cuando sea posible han de historiarse los distintos acontecimientos…, especialmente los entretelones de algunos de los principales, pues los detalles, que casi siempre se mantienen en silencio, son los que realmente hacen la historia; luego los acontecimientos visibles son simplemente sus resultados.[3]

Veamos cómo se fueron procesando aquellas tensiones inter-sindicales que culminaron con el desplazamiento del grupo anarquista de la dirección del gremio del pescado.

Activación sindical peronista en la industria pesquera: La Rama del Pescado de la FGL

Con posterioridad a la victoria electoral de Perón en 1946[4], un grupo de obrerxs marplatenses fundó la Federación Gremial Laborista (FGL), con secretaría en la calle Pampa nº 1378. Este lugar, en el marco de la campaña electoral y tras la visita de Cipriano Reyes[5], ya había funcionado como centro laborista de nucleamientos obreros como la “Agrupación Laborista de los Empleados de Comercio”.[6] Un año antes, en febrero de 1945, la UOL había denunciado públicamente la emergencia en la ciudad de un “sindicalismo vertical”.[7] Pasada la contienda electoral, la intención de aquel grupo de obreros fue disputar la hegemonía sobre el movimiento obrero local. Para lograrlo, este nucleamiento obrero necesitaba desplazar de sus funciones dirigentes a las dos fuerzas militantes que hegemonizaban los dos sindicatos más importantes y numerosos de la ciudad: anarquistas y comunistas, quienes dirigían el SOIP y el SOC, respectivamente. Con ese objetivo la FGL desplegó diversas acciones.

A comienzos de marzo de 1946 la activación de lxs militantes de la FGL en el gremio del pescado produjo una primera fricción con lxs activistas del SOIP. Según se informó en la prensa local la delegada obrera de La Campagnola Filomena Simone y su hija Dominga Pagano (quien se desempeñaba como operaria en la misma fábrica), fueron golpeadas por el obrero y militante laborista José Coruri (también operario de La Campagnola). Los sucesos de produjeron el martes 5 de marzo a las 6:40hs., en momentos que las obreras iban a entrar a dicha fábrica, las razones del agresor –según se sostiene en la nota– referían a su disgusto por una medida tomada por Filomena Simone en su función de delegada de personal. Posteriormente, el obrero se presentó en la comisaría del Puerto. Mientras que por su parte las obreras fueron atendidas en la Asistencia Pública, “habiéndose dado cuenta del suceso al Juez del Crimen de Dolores por ser una de las agredidas y lesionadas, menor de edad”.[8] Más allá de esta nota, el hecho no tuvo impacto en la prensa. Hacia fines de marzo aparecieron en la prensa local varias notas de actividades impulsadas por aquella Federación. Una de aquellas notas hacía un llamado a los obreros albañiles “simpatizantes con el peronismo” a que se inscriban en el registro de la Agrupación Laborista de Albañiles, cuya secretaría funcionaba en Pampa 1378.[9] En la misma columna apareció otra nota que informaba sobre la constitución de la Federación Juvenil Laborista, a la cual se podían afiliar “los simpatizantes con esa agrupación peroniana no menores de 16 ni mayores de 25 años”. La secretaría de dicha agrupación funcionaba en Pampa 1378.[10] Dos días más tarde la FGL circuló en la prensa local una nueva nota, en la cual se convocaba a un acto a realizarse en el puerto. En aquel mitin lxs laboristas exigieron el cumplimiento total del decreto 33.302 (sobre aguinaldos). El comunicado de prensa culminaba diciendo que ante cualquier duda sobre dicho decreto lxs obrerxs debían consultar a lxs miembros de la FGL en su secretaría de Pampa 1378.[11] Esta exigencia tomó relieve en contraste al previo rechazo del decreto por parte de distintos sindicatos “anti-colaboracionistas”, como la Sociedad Obrera Sastres, Costureras y Anexos y el Sindicato de Obreros Pintores y Anexos.[12] Pocos días después, en una nota aparecida en La Capital, la FGL informa sobre la formación de “la rama de Albañiles y peones” de la Federación, con un primer padrón de mil adherentes. La nota finaliza con las siguientes palabras: “Reafirmamos nuestro propósito de amparar al obrero en el terreno que sea necesario, de lo cual da la pauta la caravana de trabajadores que a diario desfila por nuestra secretaría, trayéndonos sus problemas a los cuales damos solución inmediata”.[13] Durante esos días también se conformó “la rama de Obreros del Pescado”. Pocos días después, en un comunicado que circuló en los diarios locales, la FGL sostuvo que contaba con 1.500 afiliadxs del gremio de la construcción y 1.000 del gremio del pescado. Aquella afirmación fue desmentida por la UOL. Sin embargo, en las distintas notas referentes a los sindicatos que integraban la UOL se hablaba de la existencia de simpatizantes del partido laborista.[14] Preocupada por esa presencia, la dirección de la UOL convocó una asamblea en la cual se aprobó como primer punto “no reconocer esa institución [FGL] en ningún lugar de trabajo”.[15]

En ese mismo momento, otro organismo peroniano, el Centro Laborista Femenino, por medio de un comunicado de prensa, convocaba a las obreras a presentar sus problemas laborales en dicho centro, pues ahí se la iba a asistir. Al cruce de dicha nota salió la Agrupación Femenina de Capacitación y Lucha por los Derechos de la Mujer. Según sostuvo esta agrupación en su comunicado, toda obrera que sufriera un problema gremial debía recurrir a su respectivo sindicato, como lo había hecho hasta ese momento. Dicha Agrupación hacia esa advertencia porque estaba en marcha “el propósito divisionista”.[16]

En paralelo a la desmentida publica del grado de adhesión de lxs obrerxs de la construcción y el pescado a la nueva Federación, la UOL denunció la “campaña divisionista” de la FGL, iniciando su comunicado con estas palabras: “Ante la traición y el divisionismo iniciado por un partido político en la localidad, la Unión Obrera Local se dirige a todos y cada uno de los obreros y obreras”.[17] Según la dirección de la UOL, la FGL fue constituida a la manera totalitaria “como apéndice de un partido político”, práctica conocida por las experiencias de España, Italia y Alemania, y las escisiones que provocó en “las verdaderas organizaciones sindicales” se transformarían en bases de operaciones para futuras acciones disgregadoras si el verdadero sindicalismo no actuaba en consecuencia. Según sostenían, el Partido Laborista era un partido más, “cuyos métodos y aspiraciones, no son comprendidos aun por la gran masa que los apoyó en las elecciones, que concurrieron a él esperanzados en una abrumadora serie de promesas y solo al tiempo le corresponde el derecho a relacionar con la realidad perdida”.[18] A aquellxs obrerxs a quienes se dirigía el comunicado se les advertía: “tu organización está en peligro [y] puedes ser tu mismo, obrero u obrera, quien con tu acción o tu desinterés, contribuyas a hacer peligrar la vida de tu sindicato”.[19] En otra nota publicada en el mismo periódico, se denunciaba la identificación de los programas de la FGL y la Unión Obrera Marplatense[20] con los regímenes fascistas.

Si bien las imágenes recreadas por la dirección de la UOL mostraban a la FGL como un organismo creado desde arriba y desde fuera del movimiento obrero, lxs militantes gremiales peronistas estaban impulsando una activación capilar en los sindicatos marplatenses. La presencia de activistas laboristas en los lugares de trabajo provocó múltiples fricciones, de las cuales las generadas en los establecimientos pesqueros no fueron las de menor resonancia pública. Una de aquellas fricciones se produjo en torno al cumplimiento del decreto nº 33.302.

Durante los primeros días del mes de abril La Capital publicó un comunicado de la FGL, en el cual ésta informaba que el personal de ‘Somboas’, había logrado por su intermedio “que cristalizara en realidad una parte del decreto  nº 33.302 relacionado con el aguinaldo, cuyo pago ha realizado ya el establecimiento mencionado”.[21] Al día siguiente en las páginas de El Atlántico y El Trabajo se pudo leer un comunicado del SOIP en el cual se desmentía a la FGL. Según la nota firmada por el SOIP, con aquel comunicado la FGL demostraba dos cosas:

Primero, que este nuevo bluf demagógico, que ahora conocemos con el flamante y pomposo nombre de Federación Gremial Laborista, es, además de un foco de traición y divisionismo en el movimiento obrero local, un verdadero emporio de mentiras y calumnias organizadas; segundo, que consecuente con su origen turbio y espurio, ese organismo –hecho a dedos desde los comités políticos– es un verdadero peligro para la buena e ingenua fe de los trabajadores poco avezados.[22]

Por otra parte, desmentía la dirección del SOIP, era completamente inexacto que la FGL haya tenido intervención alguna en el cobro del aguinaldo o en otra mejora, “que so pretexto de poner en marcha una nueva conciencia sindical está sembrando la división y el derrotismo entre el proletariado de la provincia”. El aguinaldo, sostenía la nota, ha sido cobrado por todo el personal de la industria pesquera “por la intervención única y exclusiva del SOIP con sede social en la Casa del Pueblo, y porque así lo acordó la voluntad de nuestro gremio, expresada en asamblea extraordinaria”. La nota culminaba advirtiendo a lxs trabajadorxs sobre “estos nuevos ‘redentores’ del pueblo”, quienes se proponían engañarlos “tan miserablemente”. La única actitud para con esos “mentirosos” era “el desprecio”.[23]

Tres días más tarde circuló un nuevo comunicado del SOIP contra la FGL. En esta ocasión el motivo de la desmentida fue el número de afiliadxs laboristas de la rama pesca que había difundido la FGL. En la nota se decía que el número dado a conocer por la FGL “no convence ni causa pánico. Y ocurre esto, (…), por la sencilla razón de que los obreros de nuestro gremio, (…), han comprendido lo suficiente como para saber despreciar la intromisión de la política en la vida de las organizaciones obreras”.[24] Asimismo se ‘recordaba’ que todas y cada una de las conquistas logradas hasta ese momento se debían pura y exclusivamente a la acción del SOIP, “que para obtenerlas no ha debido esperar el advenimiento de los nuevos mesías obreros que hoy se esfuerzan por conseguir gangas de los presupuestos de la Nación o la provincia, o por lo menos vivir a costa de las cotizaciones de los obreros”. [25]

En su número del 1º de mayo de 1946, Unión Obrera Local publicó un comunicado del la CA del SOIP, en el cual se denunciaba un intento “divisionista”. Aquellas columnas rezaban lo siguiente:

…se intentó por parte de elementos enemigos de las verdaderas normas sindicales, dividir nuestro gremio, utilizando argumentos infundados, acusando falsamente a la Comisión Administrativa y utilizando obreros que inconscientemente se prestaban a servir a las maniobras de estos traidores, pero felizmente, en vez de disgregar las fuerzas de nuestro Sindicato sirvió para que los trabajadores comprendieran el verdadero valor de nuestra organización, y hoy nuestro gremio, se encuentra más vigorizado aún, puesto que los obreros han aprendido a defender [lo que con] tanto sacrificio costó conquistar.[26]

Asimismo, en las páginas de El Obrero del Pescado se volvió a denunciar el intento por parte de la FGL de organizar otro sindicato de obrerxs del pescado, a partir de la creación de una “Rama de la Industria del Pescado” en la Federación.[27] Según lo sostenido por la dirección anarquista del SOIP aquel intento “divisionista” fue “obra de políticos que responden al nuevo oficialismo, con la colaboración de cuatro obreros resentidos que ofician de testaferros”.[28] Adelantaban, sin embargo, que lxs obrerxs del pescado no iban a prestarse a ese juego, que todo el gremio era consciente de lo que había costado la conquista de las reivindicaciones y la edificación de una fuerte organización sindical:

Por eso, frente a esta ruin e interesada maniobra divisionista, los trabajadores hemos de saber obrar tal como se merecen los traidores y los políticos que, una vez más, pretenden confundirnos en provecho de sus bastardos fines, pues esta codiciada presa que es nuestro gremio, no se dejará cazar tan fácilmente.[29]

En mayo de 1946 se produjeron nuevas fricciones en terreno fabril entre las fuerzas militantes del peronismo y la dirección anarquista del SOIP, esta vez en la fábrica La Campagnola. En el marco de la activación sindical que estaban llevando a cabo lxs militantes gremiales peronistas en los principales sindicatos de la ciudad con el objetivo de disputar la hegemonía en el movimiento obrero marplatense, una obrera de La Campagnola se presentó al trabajo con carnet de la FGL “tratando de catequizar al personal a fin de afiliarlo a su organización y rompieran el carnet del SOIP adherido a la UOL”.[30] Según lo sostenido por la dirección del SOIP, aquella iniciativa de la FGL, que duró varios días, no dio ningún resultado

sino que por el contrario, motivó la reacción del personal que antes de ayer, exigió a la mencionada obrera que se pusiera en condiciones con la organización de la industria y al negarse ésta, una delegación del personal se presentó a la gerencia del establecimiento comunicándole que esa obrera no podía trabajar hasta tanto no solucionara su situación con el SOIP, ante lo que al dirección de la fábrica resolvió retirarle la ficha y separarla del trabajo.[31]

Al día siguiente, cuando el personal se disponía a ingresar al establecimiento se encontraron con que en las inmediaciones de la fábrica había apostado un “respetable número de policía montada”, en ese mismo momento llegó un camión del cual descendieron “varios individuos”, quienes se situaron en la entrada al establecimiento. Dichos individuos, mediante ostentación de armas, presionaron a las obreras “para que permitieran el reintegro al trabajo de la obrera suspendida. Esta extorsión se hizo extensiva al gerente de la fábrica”. Ante este hecho el gerente de La Campagnola reunió al personal para consultarle si estaba o no dispuesto a reintegrar a dicha obrera, “el personal contestó que no le impediría trabajar siempre que fuera muñida de la credencial del SOIP. Razón ésta por la que la obrera en cuestión continuó suspendida, reanudando el resto del personal, el trabajo de inmediato y en forma normal”. Por su parte la UOL formuló una declaración en la cual se deploraba el accionar de “elementos ajenos al movimiento obrero que pretenden arrebañar a los trabajadores para someterlos a designios partidistas y oficialistas”.[32] El 10 de mayo en las páginas de La Capital apareció un comunicado de la FGL en el cual se hacía referencia a los sucesos de La Campagnola. Según declaraba esta Federación, a las obreras del pescado que son catalogadas como “elementos peronistas”, “se las condena al hambre”.[33]

Un mes más tarde la campaña por el cumplimiento del decreto 33.302, iniciada por la FGL, seguía vigente en el gremio del pescado. Según un comunicado publicado en la prensa local, la FGL informaba las resoluciones que había tomado dicha entidad en una sesión especial:

1º Elevar a la Secretaría de Trabajo y Previsión local, una nota reclamando el aumento que establece el decreto número 33.302 para todos los trabajadores de la industria del pescado, no es posible que un sector tan importante y tan numérico como es el de la rama de la industria del pescado, esté privada de una mejora establecida en el decreto del Poder Ejecutivo Nacional. 2º Entregar la nota correspondiente a las autoridades locales de Trabajo y Previsión y entregar personalmente la copia a las autoridades de la Provincia de la S. de Trabajo y Previsión y entrevistar al secretario don José María Freire, autoridad máxima de la Secretaría de Trabajo y Previsión para cumplir esta destacada misión sindical, se nombraron tres miembros de la federación, para reclamar el cumplimiento tal cual lo exige el decreto para los trabajadores de la industria del pescado, la hora presente exige trabajar incansablemente por las mejoras morales y materiales de todos los trabajadores, sin distinción de sellos socialitarios. La COMISION.[34]

En las páginas del ejemplar del mes de junio del periódico de la UOL apareció un breve informe del SOIP, en el cual se denunciaba a la FGL como la responsable de los intentos de agremiar a lxs obrerxs del pescado en un sindicato paralelo. En la misma se lee:

Gremio experimentado en las luchas continuas contra las arbitrariedades de los industriales irreductibles a reconocer los derechos obreros; nacido y engrandecido al calor de la solidaridad de los trabajadores de las distintas industrias, sus componentes, obreros y obreras, que tienen conciencia de la misión que mutuamente se han impuesto en defensa de su propia vida de productores; no las tomará de sorpresa ningún grupo de obreros inconscientes que se presente con el propósito de hacer valer su organización para respaldar ninguna campaña demagógica que emane de ningún partido político; ese fue el fracaso de la intentona de la llamada F. Laborista y a eso debe el fracaso de los que activan en nombre de un partido que se dice interpretar los intereses de los trabajadores pero que su finalidad es la conquista del Estado para desde allí continuar gobernado. Con la experiencia adquirida en las alternativas de una lucha continua contra todo elemento advenedizo, no pierde la serenidad frente a ningún problema que se presente en sus asambleas, y no se entusiasma por discursos teóricos que la práctica demuestra lo contrario.[35]

Hacia fines de septiembre de 1946 se volvió a producir un altercado en el establecimiento Somboas, entre militantes anarquistas y peronistas. Según las crónicas periodísticas, el jueves 27 de septiembre a las 12:30 los activistas de la FGL, José Gil y Nicanor Gil, “con revólver en mano y presidiendo un grupo de fanáticos”, penetraron en el establecimiento industrial y presionaron a los obreros José M. Suárez, Ramón Sánchez y Felipe Valera para que hicieran abandono del trabajo. Al intentar disuadir a los hermanos Gil uno de los propietarios del establecimiento fue amenazado por aquellos. Finalmente intervino la policía y detuvo a los hermanos Gil. Según un comunicado de la UOL, el suceso tuvo por motivo “el deseo de los elementos de la Federación Gremial Laborista de vengarse de los obreros que abandonaron sus filas”. Pues, los obreros “ex afiliados a la Federación Gremial Laborista resolvieron en su oportunidad abandonar esas filas para reingresar a la organización obrera de la Industria del Pescado”. Para la dirección de la UOL, los “elementos de la ex Federación Laborista (…) parecen no darse por aludidos ni con la contestación de repudio que le diera el pueblo en ocasión del paro general del día 19 de agosto ppdo.”, haciendo referencia a la huelga general solidaria con la lucha lxs obrerxs panaderxs y del peladero de cueros Batakis y en repudio de la actitud de la FGL que enviaba ‘rompehuelgas’ a dichos establecimientos. Por su parte el SOIP comunicó a la prensa que había resuelto reintegrar a “los obreros a los que bajo amenaza se les obligó a abandonarlas”. Asimismo advirtió que “en lo sucesivo no tolerará estos hechos, los que serán reprimidos como solamente los trabajadores conscientes y organizados saben hacerlo”.[36]

Semanas más tarde, las fricciones se desplazarían de las fábricas a la asamblea general del gremio. En el transcurso de una asamblea del SOIP llevada a cabo el sábado 19 de octubre de 1946 en la casa del Pueblo, la que convocó a más de 800 adherentes, se produjo un cruce entre el secretario general del SOIP, Sosa, y un activista de la FGL, Rodolfo Giannini. La reunión obrera había sido convocada para considerar un nuevo convenio de trabajo para el gremio, el que había sido elaborado por una comisión mixta de obreros y patrones. Según denunciaron dirigentes del SOIP, promediando la reunión actuó un grupo de “elementos provocativos”. Un individuo de aquel grupo, que “dijo pertenecer a la Federación Gremial Laborista”, solicitó la palabra, solicitud que fue denegada por no pertenecer al sindicato. La negativa motivó la reacción del grupo, “dando lugar a la intervención de la policía, la que llevó detenido al provocador y al secretario general de la organización obrera, ciudadano Sosa”. Según denunció la dirección del SOIP, Giannini fue liberado rápidamente mientras que Sosa “fue demorado hasta que una delegación de más de 300 trabajadores lo fue a pedir a la comisaría, obteniendo éxito”. Pasado el altercado lxs obrerxs reunidos en asamblea aprobaron el nuevo pliego de condiciones “en medio de expresiones de entusiasta adhesión”.[37] Sin embargo, el conflicto continuó en las páginas de la prensa local. El martes 22 de octubre La Capital publicó una nota firmada por Rodolfo Giannini en la cual este último denunciaba que lxs miembros de la CA del SOIP presionaban a lxs trabajadorxs del pescado para que renuncien a la FGL.[38] Al día siguiente, en las páginas de El Trabajo apareció una desmentida firmada por el SOIP. En dicho comunicado se dice que Rodolfo Giannini concurrió, “con el evidente propósito de perturbar el orden siguiendo directivas de la Federación Gremial Laborista, a la asamblea en la que se consideró la contestación patronal al pliego de condiciones presentado por el Gremio”. Luego se destacó que Giannini no pertenecía a esa organización obrera, pues se encontraba afiliado a la Federación Gremial Laborista. Asimismo, en el comunicado la CA expresó que en ningún momento la mesa directiva de la asamblea negó a aquel el derecho a hablar, ya que “tal resolución la tomó la asamblea por 800 votos contra cuatro”.[39] La Dirección del SOIP aprovechó la oportunidad para recordar, en primer lugar, que Giannini fue quién organizó a los ‘rompehuelgas’ que actuaron en el peladero de cueros Mateo Batakis durante el conflicto del mes de agosto de aquel año. En segundo lugar, que la policía fue totalmente parcial. Pues si bien tanto Giannini como Sosa fueron detenidos, el primero fue liberado inmediatamente mientras que Sosa la consiguió después de que trescientas obreras se movilizaran hasta las puertas de la seccional primera. En tercer lugar, que la denuncia hecha por Giannini era una mentira intencionada, pues nadie del SOIP obligó a ningún obrero u obrera a firmar una nota bajo amenaza de dejarlxs sin trabajo. Según aclararon, el texto de la nota, firmada por algunxs obrerxs respondiendo a gestiones de la Unión Obrera Local y a su propio deseo, fue el siguiente: “El abajo firmante declara haber retirado su afiliación a la Federación Gremial Laborista y se integra al SOIP (autónomo) adherido a la UOL, comprometiéndose a cumplir sus estatutos”. Punto seguido aclaraban: “Esta nota no la firmó nadie que no lo haya querido. La mayoría de los que así lo hicieron se encontraban sin trabajo y fueron ubicados en sus actuales ocupaciones por nuestro sindicato”. Como prueba de que no se había actuado como denunciaba Giannini se expuso que “el mismo gestor de esas falsedades, a quién se le invitó a normalizar su situación con nuestro sindicato se negó a hacerlo no obstante lo cual continúa trabajando tranquilamente sin que nadie le haya molestado”.[40]

A los pocos días volvieron a producirse fricciones en un establecimiento pesquero en el marco de un conflicto con la patronal por la violación del convenio. El establecimiento en cuestión era Yácoma, el industrial de apellido homónimo se mostró renuente a cumplir el nuevo pliego ante lo cual intervino la delegada del personal quien fue insultada violentamente por el industrial. Ante esta actitud de intransigencia patronal el personal de la fábrica no concurrió a sus ocupaciones. Se retiraron 130 obrerxs, permaneciendo en el lugar “solamente 9 obreras pertenecientes a la Federación Gremial Laborista y que responden incondicionalmente al patrón”. La actitud de dichas obreras fue denunciada por el SOIP en la prensa.[41]

Ante la asunción del nuevo comisionado local, Benito Agulleiro, distintas organizaciones obreras de la ciudad manifestaron su apoyo enviando declaraciones a la prensa. En una de aquellas notas aparecida en las páginas de La Capital, se mencionaba al SOIP.[42] Esto motivó la reacción de la CA de dicho sindicato, la que hizo circular una desmentida en la prensa local. En la nota la dirección del SOIP explicaba que debido a que se lo mencionaba como participante de un homenaje a funcionarios gubernamentales vinculados al peronismo local, se veía en la obligación de aclarar a sus asociados, y a lxs trabajadorxs en general y a la población, lo que sigue:

El Sindicato rechaza de su seno toda injerencia política o religiosa siendo su orientación netamente obrera y federalista sin que esto signifique que cualquier obrero u obrera fuera de nuestro sindicato pueda o no pertenecer a determinadas fracciones políticas o religiosas, pues este Sindicato jamás les ha dicho a sus asociados que piensen de determinada manera. Trabajadores del pescado y en general: con esto dejamos plenamente aclarado que no hemos pertenecido a ninguna fracción política ni tampoco nos hemos adherido a actos de ningún funcionario, desautorizando también a todos aquellos que con fines propios, utilizan el nombre de nuestra organización.[43]

Finalmente la iniciativa de lxs militantes de la FGL fracasó y su organización, por este y otros motivos, se disolvió.[44] Sin embargo, la desarticulación de la FGL no implicó el fracaso de la activación de militantes peronistas en los gremios locales, sino el malogro momentáneo del armado de una articulación hegemónica en el movimiento obrero marplatense. La posta fue tomada nuevamente por lxs obrerxs peronistas, pero en esta oportunidad en el marco de la CGT y con el apoyo de la Delegación local de la STyP. En ese nuevo contexto, un grupo de obrerxs peronistas del pescado retomó la iniciativa de disputarles la hegemonía a lxs anarquistas en aquella rama. Como veremos, en esa ocasión la suerte, y algo más, estuvieron del lado del activismo peronista.

Reactivación peronista en el gremio del pescado: la emergencia de la CGT local y la SOIPA

Según informó Giannini en una nota enviada a La Mañana, el miércoles 24 de marzo de 1948 un grupo de trabajadorxs peronistas del pescado reunido en asamblea resolvió constituirse en asociación obrera. La reunión se llevó a cabo en el Centro de Obreros Peronistas del barrio Las Avenidas de la zona Puerto.[45] Según sus detractores, la reunión fue minúscula, sumando un total de 14 obrerxs de la fábrica La Campagnola, donde trabajaban alrededor de 500 operarixs.[46] En un panfleto posterior al golpe de 1955, en el cual se recordaba las “andanzas” de Giannini, la cantidad de obrerxs que habían participado era menor.[47] En aquella asamblea se eligieron a lxs integrantes de la CP de la Sociedad Obrera de la Industria del Pescado y Afines de Mar del Plata (SOIPA). También se decidió que la CP elaborara un anteproyecto de estatutos y su incorporación a la CGT, puntos que fueron considerados en una asamblea posterior.[48] Tres días más tarde una delegación de obrerxs de la novel SOIPA, encabezada por su secretario General, Roque Rodolfo Giannini, y acompañada por Tomas Halkett, Secretario General de la CGT, mantuvo una reunión en la DLSTyP con el titular de dicha repartición estatal, Pedro T. Etchegaray. Luego de escuchar a lxs obrerxs, el Delegado de la DLSTyP, agradeció en nombre del personal del organismo estatal los elogiosos conceptos que se habían vertido y aclaró que “la Delegación de Trabajo y Previsión estará siempre al servicio de las causas justas y humanas de los trabajadores”.[49]

La respuesta de la dirección del SOIP no se hizo esperar. Elevada la denuncia a la UOL, esta última redactó un comunicado que fue publicado en la prensa local el miércoles 31 de marzo. En la nota se denunciaba el nuevo intento de dividir el gremio del pescado por parte de “un grupo minúsculo trata de erigirse en representativo con el auspicio de la CGT y de la STyP”.[50] En el comunicado la UOL expresaba, entre otras cosas, su asombro por la “entrevista entre una persona que se titula a sí misma ‘Secretario General’ de una supuesta Sociedad de Obreros y Obreras de la Industria del Pescado, acompañada del Secretario de la CGT local y el jefe de la Secretaría de Trabajo y Previsión en Mar del Plata”, lo que a su entender evidenciaba una maniobra divisionista amparada oficialmente, “siendo sus actores las mismas personas que intentaron dividir a ese gremio con la extinta Federación Gremial Laborista”.[51] Asimismo el comunicado aclaraba que el armado de la SOIPA se desarrolló “ante el desconocimiento total del gremio y mientras este se encontraba en su casi totalidad en los lugares de trabajo”. Por otra parte, los nombramientos de las autoridades de dicha organización se llevaron a cabo “completamente a espaldas de los miles de trabajadores del gremio”.[52] Seguidamente el comunicado pasaba a describir la “caladura moral” del grupo dirigente de la SOIPA, encabezado por Giannini. Se sostenía en la nota que “los hombres que forman ese grupo divisionista” eran conocidos por actitudes idénticas en oportunidades anteriores, y especialmente entre ellos el mismo participante de la entrevista, quien se titulaba “a sí mismo secretario Roque Rodolfo Guianini”. Obrero de la firma La Campagnola, fue quien encabezó el anterior “intento divisionista” y posteriormente uno de los que reclutó a “los rompehuelgas que trabajaron armados durante el conflicto que por defender su dignidad de mujeres obreras, sostuvieron en el peladero de cueros de Batakis”.[53] Una vez disuelta la FGL y pasado el conflicto de Batakis –decía el comunicado– ese grupo fue reintegrado al SOIP, “en una asamblea en la cual declararon que no trabajarían en lo sucesivo para provocar la división del gremio”.[54] Ante la reincidencia en su iniciativa divisionista, amparada por la CGT y la DLSTyP e impulsada por elementos peronistas y comunistas, el comunicado de la UOL finalizaba con un llamado a

los obreros y obreras de la Industria del Pescado para que se mantengan unidos en torno de su auténtico sindicato y de sus comisiones nombradas por la voluntad del numeroso gremio sin coacciones extrañas ni reuniones secretas, tratando siempre de mantener la unidad de la organización dentro de cada establecimiento, puesto que a través del funcionamiento normal de los delegados y comisiones de fábricas mantendremos nuestras conquistas y sentiremos muy poco los efectos de la injusta clausura de nuestra sede. A los demás trabajadores de los gremios adheridos exhortamos a mantener la unidad de la UOL que pese a todas las dificultades e injusticias o maniobras, serán finalmente superadas.[55]

La denuncia de la dirección del SOIP llegó a las páginas del periódico gremial anarquista La Obra. En la nota se informaba que el sindicato dirigido por lxs militantes de la FACA continuaba “en perfectas condiciones manteniendo sus cuadros en los lugares de trabajo y entrevistándose directamente con la patronal en cada problema que se suscita”. Asimismo se denunciaba que fueron varias las veces que “le fue negado el permiso para realizar asamblea. (…) como se trata de personales muy numerosos (algunos de cuatrocientos a 500 obreros) la falta de local crea problemas cuya solución se va postergando”. También se denunció que “el 24 de marzo un grupo de peronistas y comunistas de una fábrica que cuenta con unos 300 obreros, invitó a dejar el trabajo y concurrir a una asamblea constituyente de un nuevo sindicato. Sólo 14 obreros lo siguieron. La reunión se efectuó en un comité peronista”.[56]

Ante la derrota en la huelga general de diciembre de 1947, la posterior clausura de la UOL, el encarcelamiento de militantes y la pérdida del apoyo de lxs comunistas, la dirección anarquista proponía un repliegue táctico hacia las dimensiones más basales de la organización obrera.

A medida que transcurrían los días la nueva Sociedad Obrera del gremio del pescado fue recibiendo manifestaciones públicas de apoyo así como adhesiones de otras entidades obreras. En una nota donde la SOIPA agradecía los comunicados, también se encargó de informar sobre sus múltiples actividades, la que apuntaban a “lograr la incorporación de la totalidad de los trabajadores del ramo en la nueva entidad creada”. Asimismo, la nueva organización dio a conocer la dirección de su local, que se encontraba en la calle 12 de Octubre nº 4425. Lugar donde la CP recibió “la adhesión fervorosa de trabajadores de ambos sexos, que desean sumar sus esfuerzos para la consolidación de la sociedad y para que las conquistas logradas se mantengan y se consiga la total unidad gremial”.[57] La consigna de la “unidad gremial”, que fue usada por ambos bandos sindicales, volvió a aparecer pocos días después en una nota publicada en La Mañana. En la nota se reseñaba que un numeroso grupo de obreras del pescado visitaron la redacción del matutino peronista local. La visita tuvo por objetivo exponer, por un lado, los diferentes problemas que afectaban a la SOIPA y, por otro lado, la necesidad de mantener la unidad del sindicato que las agrupaba, manifestando su disconformidad con respecto a “la actuación de algunos compañeros a quienes consideran ‘equivocados al adoptar una postura que determinará la desunión del gremio de los obreros del pescado’”.[58] Finalmente, aquel grupo de obreras peronistas del pescado señalaron que seguirían luchando por la permanencia de las conquistas logradas, y subrayaron que “la unidad gremial es la máxima preocupación de obreras y obreros”.[59] Nuevamente, la noche del 8 de abril de 1948, un grupo de obrerxs del pescado se acercaron a las oficinas de La Mañana para hacer entrega de una carta. En dicha carta se manifestaba la adhesión de “un vasto sector de esa importante rama del trabajo de la zona del Puerto de nuestra ciudad” en relación a la visita de “la señora de Perón”, visita que a su criterio “constituiría el acontecimiento más notable para Mar del Plata de los últimos tiempos”. Agregando seguidamente que “los obreros y obreras de la industria del pescado, compenetrados de la brillante iniciativa de LA MAÑANA, expresan su más decidido apoyo y se comprometen a trabajar con todas sus fuerzas a fin de que la iniciativa se cristalice en realidad lo antes posible”.[60]

Por su parte, una delegación de obreras de La Campagnola se acercó a las oficinas de la redacción del diario La Capital para entregar un comunicado que llevaba las firmas de 400 operarixs de dicha fábricas. En la nota se exigía la reapertura de la UOL, se reivindicaba al SOIP adherido a la UOL y se condenaba al grupo “divisionista” de la CGT local que estaba armando una “organización paralela”. Asimismo aclaraban que el SOIP nunca se había embanderado “con ninguna agrupación política y en su seno tuvieron acogida los obreros de cualquier idea que pudieran plantear”.[61]

El lunes de la otra semana, la UOL hizo circular un comunicado de prensa en el que se denunciaba las “maniobras divisionistas” de la CGT y la DLSTyP. Según lo manifestado por la UOL en el comunicado, el sindicalismo libre local que ella encarnaba estaba siendo objeto de acciones perturbadoras y de copamiento. Aprovechando para ello la situación de anormalidad en que los sindicatos estaban pasando con motivo de la clausura de la Casa del Pueblo. Pero lo más grave de la situación que se denunciaba –decía el comunicado– era que esas “empeñadas gestiones para lograr la división y el debilitamiento de las organizaciones obreras”, se realizaban al amparo de las reparticiones oficiales como en el caso del SOIP, “donde el atrevimiento de los encargados de llevar a cabo esa tarea, llegó hasta a maltratar a obreras, originando incidentes en un establecimiento de esa industria”.[62] Al respecto aclaraba el comunicado que la SOIPA había sido creada de manera sorpresiva uno días atrás, en cuya fundación lxs obrerxs de esa industria “no tuvieron ninguna participación”. Asimismo, la UOL denunció que mientras la SOIPA contaba con el auspicio de la DLSTyP, el SOIP no lograba que dicha repartición le otorgara un permiso para la realización de su asamblea con el argumento de que el delegado de la entidad estatal “tenía entendido que se había formado otro sindicato”. Asimismo, pocos días después varixs miembros de la comisión de “la auténtica organización del pescado”, fueron citados a la repartición nombrada donde “se les amenazó y presionó de palabra”. A una obrera se le advirtió que había sido acusada de ocasionar disturbios en la fábrica donde trabajaba y que en la próxima oportunidad se le haría procesar, “insinuándose la posibilidad de ser deportada dada su condición de inmigrante”. Para la dirección de la UOL eso era una muestra clara y categórica “de que el divisionismo se practica con el auspicio y la cooperación de reparticiones oficiales con las que compite la organización oficialista CGT cuyo secretario sirve de introductor de divisionistas en la Secretaría de Trabajo”.[63] Hacia el final del comunicado, lxs dirigentes de la UOL sostuvieron que, no obstante las maniobras oficialistas, la Unión mantenía intactas sus organizaciones y firme su espíritu de lucha, rasgos que mantuvo a través de largos años de “conducta rectilínea y valiente que le valió la admiración y solidaridad de todo el proletariado consciente del país”. Asimismo reforzaba su repliegue táctico mencionado en su anterior comunicado, diciendo que tanto “en la clandestinidad como en la vida pública los cuadros sindicales de la UOL” actuarán para mantener las conquistas obreras, “demostrando así que los trabajadores cuando han adquirido conciencia de clase saben hacer prevalecer las prerrogativas de sus organizaciones aun en las contingencias más desfavorables”.[64] Durante las semanas siguientes las páginas de El Trabajo se transformaron en una tribuna de denuncia de la UOL contra “los divisionistas y sus acciones”.[65]

En el marco de la disputa por la hegemonía en el gremio del pescado, la SOIPA hizo circular una nota dirigida a lxs obrerxs adheridxs, donde se indicaba que toda solicitud de informes debe ser dirigida a la sede de dicha institución, ubicada en 12 de Octubre nº 4425.[66] Al día siguiente la C.D. de aquella entidad publicó un comunicado advirtiendo a lxs afiliadxs que “individuos perfectamente catalogados como elementos disolventes y agitadores profesionales, invocan el nombre de esta entidad, con el propósito de extorsionar a los compañeros y compañeras y crear un ambiente propicio para satisfacer sus apetitos personales”. Asimismo se advirtió que toda gestión en nombre de la SOIPA llevada a cabo por “elementos que carezcan de la correspondiente credencial debidamente firmada y con el sello de esta entidad, carecen en absoluto de valor”.[67]

A mediados de mayo una nueva asamblea convocada por el SOIP fue impedida por la policía a solicitud de la DLSTyP. La misma iba a desarrollarse en el Cine Ideal del puerto, porque desde diciembre el salón de la Casa del Pueblo, debido a su clausura, no podía ser usado por los sindicatos adheridos. La prohibición motivó la denuncia pública de la CA del SOIP, que circuló un comunicado de prensa. En el mismo se protestaba por la actitud de aquella entidad estatal, quien un mes atrás ya había denegado un permiso de asamblea solicitado por el SOIP. Ante dicha actitud, el SOIP manifestó su “más enérgica protesta ante la negativa de permiso por parte de las autoridades”. Asimismo exhortaron a “los compañeros y compañeras del gremio en el sentido de permanecer unidos en torno a la auténtica organización haciendo oídos sordos al llamado de pseudas organizaciones”. El comunicado culminaba con las siguientes exclamaciones: “Por la libertad de reunión. Por la reapertura de los locales clausurados. ¡Viva el Sindicato de la Industria del Pescado adherido a la Unión Obrera Local!”.[68] Cinco días más tarde, el martes 18 de mayo, fue detenida por la policía Dolores Camacho de Ferre, la tesorera del SOIP. Según informó El Trabajo la gremialista del SOIP fue detenida e incomunicada en el momento en el cual se presentó en la seccional segunda dando respuesta a una citación que personal de dicha institución le había hecho llegar. La detención se hizo bajo los cargos de extorsión y privación de la libertad de trabajo. A medida que la noticia se difundía entre el personal de la industria se fue acrecentando el malestar “por cuanto se estima que se trata de un nuevo intento divisionista provocado por un sindicato oficial que aspira a la destrucción del Sindicato Obrero autónomo para terminar con la libre agremiación de los trabajadores de la industria”, por lo cual no se descartaba a la posibilidad de una huelga general en la rama.[69] Entre el sábado 22 y el viernes 28 de mayo, grupos de alrededor de medio centenar de obrerxs del pescado desarrollaron movilizaciones y manifestaciones de protesta exigiendo la liberación de la tesorera del SOIP, sin poder lograr su cometido.[70] La obrera siguió detenida hasta enero de 1949 y los comunicados de prensa exigiendo su libertad se fueron multiplicando y trascendieron las fronteras aldeanas.[71]

Por su parte, lxs obrerxs agremiadxs a la SOIPA se reunieron en asamblea el sábado 29 de mayo. Según informó la C.D. de la asociación obrera, la reunión tuvo por objeto cambiar impresiones respecto de la marcha de la institución así como atender diversas consultas de lxs integrantes de dicha organización. Ante presencia del cronista de La Mañana, el Secretario General Rodolfo Giannini sostuvo que la dirección de la SOIPA aspiraba a que la Sociedad, “nacida en momentos en que se produce en el país el afianzamiento total de las conquistas logradas por los trabajadores de todo el país”, se consolidara mediante el apoyo de todxs lxs obrerxs del ramo, “pues en definitiva, es para ellos todo lo que se pueda lograr y constituye un deber mantener esas ganancias que no solamente son materiales, sino que tienen mucho de espirituales”. Luego de otras consideraciones, Giannini indicó que sus propósitos con la fundación de la Sociedad “no han sido otros que lograr la rehabilitación que cada mujer y cada hombre aspiran con lógica, luego de haber sufrido las consecuencias de la estreches económica motivada por diversos factores que no es el caso analizar”. Y aclaraba que no iban a “cometer el error de hacer política en nuestro gremio; él será esencialmente gremialista y así haremos obra de eminente contenido social, cultural y gremial”.[72]

El domingo 6 de junio de 1948 el SOIP iba a llevar a cabo una asamblea en el estadio Brístol, la cual fue impedida. Esta fue la tercera asamblea truncada por iniciativa de la DLSTyP en apoyo a la SOIPA. En la mañana del sábado 5 de junio La Mañana publicó el siguiente comunicado de la SOIPA: “esta institución no ha convocado a asamblea alguna a sus asociados. Señala el comunicado de referencia ‘que la aclaración se formula a fin de evitar malas interpretaciones y por entender que la única entidad legalmente constituida y con vigencia real es la Sociedad Obrera de la Industria del Pescado y Afines, adherida a la CGT y reconocida por la misma’.”[73] Esa misma tarde en las páginas de El Trabajo, el SOIP informó que “pese a los comunicados confusionistas, de la organización creada con el auspicio de la delegación regional de la Secretaría de Trabajo y Previsión y la CGT, lxs dirigentes del gremio destacaron que tienen autorización policial para la realización de la asamblea por lo que recomienda a los afiliados puntual asistencia”.[74] Sin embargo, al día siguiente cuando lxs obrerxs del pescado se disponían a entrar al Estadio Brístol, el propietario del lugar alquilado por la gente del SOIP les comunicó que le había llegado, la noche anterior, una doble conminación para que la asamblea no se llevara a cabo, formulada por la DLSTyP. La primera de esas conminaciones fue verbal y hecha por el secretario del jefe de la delegación, doctor Etchegaray. Según ella, dicha delegación clausuraría el local si la asamblea de obreros que autorizó la policía se llevaba a cabo. La segunda de esas conminaciones fue por escrito y comunicaba que la ley le daba la potestad a la STyP para impedir la realización de asambleas obreras que ella no autorizaba. El cronista del vespertino socialista local sentenciaba:

El episodio (…) plantea un problema de cuyos términos precisos surge claro el avasallamiento de la provincia por las delegaciones de Trabajo y Previsión. (…) ¿Tiene, en efecto, fuerza la delegación para impedir una asamblea autorizada por la policía? ¿Puede esa delegación clausurar locales, ejecutivamente, sin orden judicial ni resolución municipal fundada en razones de salud o de interés público? Afirmamos categóricamente que no, y que Trabajo y previsión es un instrumento de ilegalidad, de abuso y despotismo al que tendrá que ponerle término el gobierno de la provincia.[75]

Por su parte, la dirección del SOIP hizo circular un comunicado de prensa dirigido “a la población en general”. En el mismo se condenaba “el atropello de la Secretaría de Trabajo y Previsión”. En la nota se informaba que a la empresa Bristol se la amenazó con la clausura posterior del local si la asamblea se realizaba, “medida ésta con la cual se anuló la resolución de la Jefatura de la Policía de la Provincia, que había concedido permiso para la realización de nuestra asamblea”. Según la nota, dicha resolución de la DLSTyP dio lugar a “el lamentable y a la vez bochornoso espectáculo de una multitud de obreras y obreros pugnando por entrar al estadio Brístol”. Asimismo, seguía el comunicado, dicha actitud puso en evidencia “la malevolencia del jefe de la repartición estatal que, en su afán antiobrerista no vacila en sobrepasar su injerencia en medidas de la superioridad policial, coartando arbitrariamente el derecho de reunión consagrado por la Constitución nacional y provincial”. La dirección del SOIP consideraba que tal “descabellada medida” tomada por el delegado local de la STyP se entendía por las pretensiones que dicho funcionario tenía de “captarse las simpatías de los trabajadores marplatenses y contribuir así a que ellos marchen a la CGT”. Pero, según consideraban lxs militantes anarquistas del SOIP, el efecto fue contraproducente, pues lo único que lograron con “tan censurable medida, es el repudio de los trabajadores dignos de nuestra ciudad”. El comunicado culminaba con un llamado a mantener la unidad del gremio: “¡Compañeras y compañeros del gremio, mantengamos la unidad de nuestra organización!”.[76] Las gestiones del SOIP para lograr una autorización para realizar su asamblea no se detuvieron. Tiempo más tarde se podía leer en la prensa local una aclaración de la CA del SOIP que decía que dicha entidad no había convocado a ninguna asamblea, “pero que se están haciendo trámites para lograr autorización y que en su oportunidad se dará a conocer el lugar y día de su realización”. Continuaba la nota diciendo que la advertencia se hacía teniendo en cuenta un llamado a asamblea para el día domingo 4 de julio que estaba circulando en algunos diarios locales. El llamado, decían lxs miembros de la CA del SOIP, provenía de un “sindicato títere y divisionista” que desde hace algún tiempo venía actuando. Asimismo el comunicado finalizaba con una exclamación: “obreras y obreros de la Industria del pescado esperad el llamado de la auténtica organización”.[77] Hacia fines de aquel mes el SOIP volvió a publicar un comunicado de prensa elaborado conjuntamente por la CA del sindicato, delegadxs de fábricas y militantes del gremio. La nota estaba compuesta de cuatro resoluciones: 1º) Reafirmar la existencia de “nuestro auténtico sindicato y pese a las arbitrarias prohibiciones que pesan sobre él, mantener los cuadros de la organización y reclamar el respeto de los derechos de reunión y de palabra (…) arrebatados de forma total a gran parte de los trabajadores de Mar del Plata”. 2º) Exhortar a lxs obrerxs del gremio a mantener la unidad en torno a “la auténtica organización, sin prestar atención ni atemorizarse por las falsedades o amenazas que propalan ese grupito de provocadores, tendientes todas ellas a conseguir por la división y el miedo, la afiliación que no pueden conseguir por voluntad”. 3º) Solicitar a lxs trabajadorxs del pescado que se mantuvieran a la expectativa de los comunicados del SOIP, “puesto que se está gestionando la autorización de la asamblea que el gremio necesita para la reforma del actual convenio de trabajo, las gestiones se harán donde corresponda ya que los organismos oficiales de la localidad impiden el libre ejercicio del derecho de reunión”. 4º) Protestar públicamente por la detención de la obrera Dolores Camacho, producto de la denuncia de “los elementos (…) estrechamente vinculados al organismo oficial de la localidad y [que] pertenecen a la comisión directiva del grupo divisionista que organiza la CGT local”.[78] Esta protesta del SOIP fue informada en la prensa gremial anarquista. Según la nota aparecida en La Obra, el SOIP estaba siendo objeto de persecuciones por parte de “elementos de la delegación regional de Trabajo y Previsión”. Además se le impedía realizar asambleas y la Tesorera continuaba detenida, advertía la nota. Estas “maniobras” eran llevadas a cabo por un “grupo oficialista”, que pretendía reorganizar la C.G.T. local, “a cuyo fin persigue por todos los medios a los sindicatos pertenecientes a la combativa e intransigente Unión Obrera Local”. Por su parte la policía y la DLSTyP no hacían “sino seguir las indicaciones de los gremialistas de nuevo cuño en funciones de entregadores”.[79]

Un mes más tarde las páginas de la prensa anarquista siguieron informando sobre los “atropellos” que sufrían lxs militantes del SOIP. Esas acciones eran enmarcadas en la reacción que se había desatado con “cruel ensañamiento” sobre el proletariado del país, “con el aviso e inconfesable propósito de arrasar con todo vestigio de movimiento obrero libre e independiente”. Esa política explicaba para quienes redactaron la nota el encarcelamiento de Dolores Camacho, como reprimenda por sus actividades sindicales dentro de “la vieja y combativa organización de la industria del pescado, la única organización en esa que se mantiene firme y compacta, resistiendo con éxito a todas las tentativas de cercenamiento hechas por la CGT, y quien dice CGT dice Trabajo y Previsión”. Más adelante, en la nota se vuelve a destacar la vigencia de la “vieja y combativa organización”. El SOIP seguía “en pie” mientras que la organización peronista es sólo una miniatura” y no contaba con asociados. Finalmente en la nota se informaba que la tesorera desde su encierro exhortó “a sus compañeros, a que se mantengan firme y no permitan que la organización sea quebrada”.[80]

El éxito peronista sobre el anarquismo en la disputa por la hegemonía sindical en el gremio del pescado fue sellado junto el convenio colectivo de trabajo firmado en noviembre de 1948. Unos meses atrás, ya con las negociaciones en marcha, en una reunión que se llevó a cabo en el local de la DLSTyP, a pedido de dicha repartición, la SOIPA y la CGT local, los representantes de la CMIP Lorenzo González, Raúl Figlioli, Carlos Taboas, Cándido Ventura, Juan D’Ambra, Ricardo Gandora, Juan Ladería y Juan Carretelo firmaron un acta en la cual se reconocía como “única entidad obrera de la industria a la ‘Sociedad Obrera de la Industria del Pescado’, adherida a la Confederación General del Trabajo de nuestra ciudad”.[81] Aunque, como vimos, las negociaciones con la CMIP habían comenzado tiempo antes, hasta ese momento el reconocimiento incondicional de la SOIPA como única organización sindical representativa de lxs obrerxs el pescado, aunque no menor, había sido el de la DLSTyP. Por otra parte, el convenio en vigencia era el que había firmado el SOIP. En el contexto de la firma del nuevo convenio impulsado por la SOIPA, la Cámara Industrial reconoció en el primer artículo del CCT a la SOIPA como entidad representativa. Establecía el artículo 1º “En virtud del presente convenio queda establecido el recíproco reconocimiento de las partes, Sociedad Obrera de la Industria del Pescado y Afines de Mar del Plata, adherida a la Confederación General del Trabajo y la Cámara Marplatense de Industriales del Pescado”.[82] En el marco de las negociaciones lxs miembros de la comisión paritaria de la SOIPA querían ir más a fondo y propusieron como artículo de convenio que todxs lxs obrerxs debían estar afiliados a la SOIPA “para poder trabajar”. La parte patronal se mostró en desacuerdo sobre la inclusión de este artículo en el convenio por considerarlo violatorio de “la libertad de trabajo garantida por la Constitución y por los Derechos del Trabajador”, y solicitó el arbitraje del Delegado Regional de la Secretaría de Trabajo y Previsión siguiendo la letra de la Ley 4548 de la Provincia de Buenos Aires, “al cual las partes se someten expresamente”. Finalmente el artículo fue desestimado por el Delegado de la DLSTyP.[83]

La hegemonía lograda por lxs gremialistas peronistas en la industria del pescado estaba lejos de ser monolítica. Esto al menos en dos sentidos, primero en relación a la militancia anarquista desplazada de la dirección del gremio, pues la misma siguió activando, como lo habían adelantado, en los lugares de trabajo. En las elecciones de delegadxs en no pocas ocasiones lxs delegadxs electxs fueron militantes anarquistas. Una de las fábricas donde esas fricciones se hicieron más nítidas fue La Campagnola, por el carácter estratégico de dicha empresa en la estructura industrial de conservería de pescado. Segundo, en relación a los distintos grupos de militantes gremiales peronistas del pescado. A medida que las fricciones con los grupos anarquistas en la dimensión cupular de la organización gremial iban menguando, los ‘cortocircuitos’ internos entre grupos peronistas se reactivaban.

Las fricciones al interior del peronismo no fueron pocas y permearon espacios estatales partidarios y gremiales.[84] La CGT local fue uno de los espacios gremiales donde las tensiones brotaron. Tomás Halkett, Secretario General de la CGT local, en el marco del armado electoral del peronismo hacia las elecciones de intendente del año 1948, cuestionó fuertemente la candidatura de Pereda, quien finalmente fue candidato y ganó las elecciones. Esta actitud sumada a las críticas de un grupo de dirigentes gremiales peronistas por su gestión frente a la CGT, en particular, su forma de tramitar la presencia comunista en las filas del sindicalismo peronista, motivó la reacción pública que fue encabezada por Agustín Navone, dirigente de las “Agrupaciones Gremiales Peronistas” y uno de los referentes de la frustrada FGL.[85] Debido a la presión ejercida sobre la figura de Tomás Halkett, este presentó su renuncia hacia fines de octubre de 1948.[86] Pero la misma fue rechazada y se mantuvo en el cargo hasta mediados de 1949, cuando se lanzó una nueva arremetida contra su figura. Esta vez la SOIPA iba a tener un papel protagónico.

Hacia fines de mayo de 1949 un grupo de entidades gremiales pidieron a las autoridades de la CGT nacional la intervención y reorganización de la CGT local e hicieron público su pedido a través de los diarios locales. En una de aquellas notas se decía que distintas organizaciones sindicales de la localidad solicitaban a la CGT nacional “la reestructuración del secretariado que rige los destinos de la delegación local de ese organismo, con miras a la solución de diversos problemas de carácter interno que afectan –a juicio de los cursantes– el normal desenvolvimiento de las actividades de la central obrera.”[87] Uno de los comunicados que circularon en la prensa local estaba firmado por la SOIPA. Unos días más tarde varios gremios locales, entre ellos nuevamente la SOIPA, insistieron en el pedido a las autoridades de la CGT nacional. En el telegrama se requería la intervención en los siguientes términos: “Solicitamos urgente intervención Delegación Regional Mar del Plata ante inminente peligro de división”.[88] Asimismo en un comunicado firmado por las mismas organizaciones que habían enviado el telegrama a la CGT nacional (Sociedad Obrera de la Industria del Pescado y Afines, el Sindicato de Aguas Gaseosas, La Unión Ferroviaria local, la Sociedad Gremial y Ayuda Mutua de Mozos de Cordel, la Sociedad de Obreros de Lavaderos, Planchado, Tintorería y Anexos y la Federación de Obreros y Empleados de la Provincia), estos gremios puntualizaron “su posición con respecto a la reestructuración orgánica de la CGT, Delegación Local” y “el intento de división del gremio del Pescado”.[89] Esta vez la iniciativa dio los resultados esperados, todo el secretariado de la CGT local con Tomás Halkett a la cabeza presentaron su renuncia, las cuales fueron aceptadas, siendo la central intervenida. A los pocos días Armando Cabo fue nombrado interventor.[90] A las pocas semanas fue reemplazado por Hugo Di Pietro.[91] Finalmente en diciembre de 1949 fue “normalizada” la CGT local quedando electo como Secretario General Manuel Sánchez García. Uno de lxs miembros que acompañaron a Sánchez García en el Secretariado como Pro-Tesorero fue Rodolfo Giannini, el Secretario General de la SOIPA, entidad que previamente solo había tenido representación en los planetarios de la central marplatense.[92]

Unos meses antes, a principios del mes de octubre de 1949 fue publicada en la prensa local una denuncia contra la CA de la SOIPA firmada por el obrero del pescado Carlos Medina. Este obrero había sido elegido el 4 de abril de 1949 como vocal titular y delegado paritario de la SOIPA, cinco meses más tarde fue separado de la organización por votación de la mayoría de la CA de dicha entidad. En la denuncia sostenía que en el manejo de la SOIPA había “irregularidades”, que muchas fábricas se encontraban desorganizadas (sin delegadxs) por el “abandono” e “inacción” de la CA de la SOIPA, esto lo motivaba a pedir la intervención de gremio por parte de la CGT.[93] El Secretario General y la Prosecretaria de la SOIPA, Giannini y Mora de Macchi respectivamente, desmintieron a través de las páginas de La Mañana las acusaciones vertidas por Medina. Según expresó Giannini, Medina se había desempeñado como Prosecretario de forma interina y en reemplazo momentáneo de María Mora Macchi, que se encontraba recuperándose de una afección en la vista, por lo cual su destitución del cargo no requería estatutariamente de una resolución de asamblea como él reclamaba. De esta forma Carlos Medina estaba incurriendo, seguía diciendo Giannini, en abuso de confianza en el desempeño de su cargo interino. Asimismo, la asamblea había aprobado la memoria y balance presentada por la CA lo que desarticulaba cualquier pedido de intervención, decía Giannini. Por otra parte, la denuncia de “no figurar aún en la entidad gremial delegados de algunas fábricas, radica en que hay muchos nuevos establecimientos cuyo personal desconoce el desempeño de los mismos, siendo inexacto que haya abandona en este sentido o propósito avieso”. Las declaraciones de Giannini finalizaban advirtiendo a lxs obrerxs del pescado sobre “planes de desunión”, exhortándolxs a “mantener un núcleo indispensable y destruir interferencias”.[94] Por su parte, la intervención de María Mora de Macchi hacía un llamado al conjunto del gremio para que “no se deje sorprender por elementos carentes de responsabilidad”, afirmando, asimismo, que la actitud de Medina buscaba favorecer “una crisis que lo vengue de la decisión de la CA que lo separó de la misma”. La Prosecretaria finalizó sus declaraciones reiterando su propósito de “mantenerse en el puesto de lucha” y exhortando a “las obreras a mantener la unidad”.[95] Estas disputas internas fueron aprovechadas por lxs activistas fabriles anarquistas, aunque sus intervenciones no se redujeron a esas coyunturas.

Una experiencia de aquellas fricciones entre anarquistas y peronistas en los espacios fabriles fue la que se produjo hacia fines de julio de 1949. En una nota aparecida en el matutino peronista, se informaba que el secretario general, Rodolfo Giannini, y miembros de la CA de la SOIPA[96] se habían acercado a las oficinas de la redacción del diario para expresar su “solidaridad” con la campaña que dicho matutino realizaba a favor de la industria y lxs trabajadorxs del sector. Por otra parte, expresaron su “anhelo” de participar en la organización y deliberaciones del Congreso de Pesquerías a desarrollarse en la ciudad, ya que, como sostuvieron, “siendo parte directa, como productores, en la rama de la producción pesquera, estiman que su inclusión resultará altamente beneficiosa para el logro exitoso del cometido a llenar por el referido congreso”.[97] Por último, denunciaron la “intromisión perturbadora de elementos extremistas” en el gremio, que actuaban con el objeto de calumniar a lxs dirigentes de la Sociedad por administración dolosa.[98]

Estas fricciones se reavivaron en el contexto de la discusión del nuevo CCT. Mientras la dirección peronista del gremio estaba negociando un aumento del orden del 15%, lxs militantes anarquistas del pescado denunciaban que dicho aumento era insuficiente. En una nota firmada por “Obreras y obreros anarquistas de la Campagnola y Pulgar” [La Soberana] se decía:

¿Pero acaso no saben los de la comisión y los comunistas que la apoyan que no podremos vivir con ese descarado “aumento”?. ¡Sí que lo saben! Pero a ellos qué les importa que nosotros pasemos hambre, si ellos siguen atados por compromisos políticos con los hambreadores de la Secretaría de Trabajo y de la patronal. Mientras tanto la comisión sigue entregando las viejas conquistas logradas por el gremio y aumentando escandalosamente las cuotas de afiliación sin darnos cuenta a dónde va todo ese dinero.[99]

En esa misma nota se preguntaban por qué lxs obrerxs del pescado no podían ganar “30 pesos como casi todos los demás gremios”, por qué no se mantenían las viejas conquistas ni se reclamaba por las seis horas para los trabajos insalubres, finalmente se preguntaban por qué no habían tenido fe en sus propias fuerzas y la acción directa, dejándose atemorizar por la prepotencia policial. Seguidamente se exhortaba a lxs camaradas de la industria del pescado a romper con el temor a las presiones de “los agentes políticos-policiales y de la patronal infiltrados en el gremio parando la entrega de las conquistas por el miserable jornal del Pliego de condiciones y negándose a trabajar”. También se pronunciaron por un gremio sin “ratas dirigidas”. Conminaban a denunciar “a los elementos policiales y a sus lacayos los comunistas como enemigos de nuestro gremio y de la clase obrera”, así como a luchar por organizarse en un “Sindicato Revolucionario” denunciando el pliego confeccionado por “los elementos peronistas y comunistas”, reemplazándolo por “un verdadero Pliego de condiciones que salga de las fábricas”.[100]

Ese mismo mes aparecieron dos notas en la prensa anarquista local dirigidas a lxs obrerxs del pescado. Una de las notas, escrita por “una Obrera Libre del Pescado”, denunciaba las condiciones de explotación de que eran objeto jóvenes, hombres y mujeres del pescado que “gastan sus energías en las fábricas” por un jornal “miserable”. Esta obrera se preguntaba hacia dónde iba el gremio del pescado, “desgraciadamente adherido a la CGT, por negligencia de algunos y cobardía de otros”. Y se respondía: “Va hacia el abismo, mejor dicho está ya en el abismo”. Según esta obrera, desde que se adhirió a la CGT “no ha sido nada”: se aumentaron las cotizaciones sin dar cuenta de lo que se hace con nuestro dinero, siendo denunciados públicamente por robo. Se les permitió a los industriales violar las viejas conquistas. Decía la obrera: “Para tenernos engañados y entusiasmarnos se solicita un jornal de $30 para los hombres y $20 para las mujeres, pero de ante mano se tiene la intención de dejarlo en $25 y 15 o quizás menos”. Asimismo advertía que la SOIPA era un “hervidero de discordias, cada uno de sus dirigentes lucha enconadamente contra los otros, en el afán de servir mejor a la Secretaría de Trabajo y Previsión”. Finalmente la nota hacía un llamado a colaborar para que el gremio volviera a ser “libre”, para que no siguiera siendo dirigido por la CGT, que era como estar dirigido por el propio gobierno. Cuando el gremio volviese a estar dirigido por “los propios obreros, sin ninguna clase de tutela extraña”, se irían conquistando “mejoras económicas y morales y preparando las condiciones espirituales para vivir en un mundo libre, de igualdad, amor y justicia. Obrera Libre”.[101]

La segunda nota publicada en Esfuerzo denunciaba la desorganización en la que había caído la fábrica Pulgar. Un establecimiento, comentaba el cronista, que había sido ejemplo de organización interna, donde su personal supo hacer respetar los CCT firmados por el “sindicato autónomo”, “hoy están a merced de la venganza de los patrones”. La empresa había instalado un nuevo sistema a vapor usado para lavar latas que, según denuncias vertidas por las obreras, generaba quemaduras en las manos de las operarias, asimismo se denunciaba que no se respetaban los turnos. Esa situación se debía “exclusivamente” a la dependencia que el gremio tenía de la CGT, “y por haber perdido el valor necesario, salvo raras excepciones, para oponerse a ser avasallados en su independencia sindical”. Para que esta situación fuese revertida era necesario que lxs obrerxs, en primer lugar se negaran a cotizar “al sindicato de la CGT”, en segundo lugar constituyan “una comisión de Fábrica que se encargue de hacer cumplir, por mandato del personal, todas las anteriores conquistas y las nuevas que el personal crea conveniente y terminando por no trabajar más de seis horas todas las obreras ocupadas en esas nuevas máquinas”.[102]

Ambas intervenciones anarquistas se sirvieron de la brecha abierta por los choques entre los distintos grupos peronistas, en particular, en las denuncias hechas por el ex-miembros de la CA de la SOIPA: Carlos Medina. El cuestionamiento a la figura de Giannini, culminaría con su posterior desplazamiento de la dirección del gremio del pescado.

Esta descripción densa de las disputas entre fuerzas obreras antagónicas nos permitió reconstruir los pormenores de la lucha por la hegemonía en el gremio del pescado, proceso en el cual las fuerzas militantes anarquistas y peronistas tuvieron un destacado protagonismo. Asimismo, nos permitió recrear, aunque más no sea parcialmente, el complejo proceso de formación de cuadros político-sindicales y su crisis y recomposición.[103] Esta disputa, con sus singularidades, se encontraba enmarcada en la lucha que el movimiento peroniano estaba librando contra el conjunto de las corrientes opositoras en y por el movimiento obrero de la ciudad y el país. Fue en este punto que la ‘realidad nacional’ tiñó a los procesos que hasta ese momento se venían desarrollando con relativa ‘prescindencia’, como fue el caso de la experiencia anarquista en la organización de lxs obrerxs de la industria del pescado.

Coda

En el presente capítulo hemos reconstruido, con cierto detalle, distintos procesos que se desplegaron confluyentemente en aquella comunidad obrera y ayudaron a perfilarla. En primer lugar, dimos cuenta de los procesos de negociación, que requirieron para su sostenimiento de una densa red organizacional, para pasar luego a la constelación de micro-conflictos que se ‘esparcieron’ por toda la geografía fabril del gremio del pescado. La conflictividad y procesos cotidianos de organización en los lugares de trabajo, que tuvieron como figura ‘estelar’ a las comisiones de fábricas y lxs delegadxs, generaron las condiciones de posibilidad para la emergencia de una cultura obrera punteada por las prácticas militantes de un grupo de jóvenes libertarixs. Marcas que perduraron en el tiempo. Un elemento significativo de esa cultura sindical, reforzado por el activismo anarquista, fue su carga de ‘género’. No fueron pocas las mujeres obreras que se desempeñaron como activistas gremiales, dando origen a ‘las mujeres sindicalistas del pescado’. Otro elemento cultural que lxs anarquistas buscaron robustecer fue la red de comunicación gremial, que contó con medios de difusión como el cuerpo de delegados, las asambleas y reuniones sindicales, las pizarras en las fábricas, la prensa comercial, la prensa anarquista, volantes y panfletos de circulación fabril y la tan anhelada prensa gremial: El Obrero del Pescado. Finalmente, reconstruimos el proceso de disputa sindical por la conducción del gremio entre un agrupamiento liderado por anarquistas, dominante hasta ese momento, y un nucleamiento acaudillado por activistas peronistas. Enfrentamiento que terminó con el desplazamiento de lxs anarquistas y el armado de una nueva entidad sindical liderada por peronistas: la SOIPA.

El triunfo obrero de 1942 abrió una etapa en la cual lxs obrerxs del pescado pudieron mejorar sus salarios y condiciones de trabajo sin enfrentamientos abiertos, situación que perduraría hasta 1949. El período 1950-1955 traería novedades al respecto, los industriales se sintieron con la fuerza suficiente como para retomar la iniciativa, haciendo la huelga general de rama nuevamente su aparición en escena. Emergencia que no ocluyó la cotidiana micro-conflictividad fabril. Asimismo, se inauguraría un nuevo terreno de fricciones obrero-patronales: los tribunales del trabajo. La confluencia de estos procesos impactó en el mundo obrero del pescado, cuya tramitación por parte de este grupo obrero terminó por transformarlo.

Citas

[1] Como referencia obligada para esta problemática véase Little (1979), del Campo (1983), Matsushita (1983), Torre (1990b), Di Tella (2003), Horowitz (2004).

[2] Para este último caso véase Ghigliani (1998); para el gremio de la carne véase Little (1971); para el gremio de metalúrgicos en Tandil véase Dicósimo (1991); para el gremio de la construcción en Mar del Plata véase Pastoriza (2005); para municipales de Bahía Blanca véase Marcilese (2010); para el gremio del azúcar véase Rubinstein (2005) y Piliponsky (2008); para el movimiento obrero mendocino véase Roge Garzón (2010).

[3] Unión Obrera Local,  nº 24, diciembre de 1947.

[4] Para una reconstrucción histórica de la coyuntura electoral en la ciudad de Mar del Plata véase Pastoriza (2004).

[5] Quiroga (2010).

[6] El Atlántico, 07/01/1946.

[7] Unión Obrera Local, Año II,  nº 6, febrero de 1945.

[8] El Atlántico, 06/03/1946.

[9] La Capital, 20/03/1946.

[10] La Capital, 20/03/1946.

[11] La Capital, 22/03/1946.

[12] La Sociedad Obrera de Sastres, Costureras y Anexos “después de un amplio y discutido análisis resolvió rechazarlo, por entenderse que el mismo no es más que un arma demagógica electoralista y un intento de corporativismo” (El Atlántico, 31/01/1946). Por su parte, el Sindicato de Obreros Pintores y Anexos resolvió por unanimidad rechazar el “nefasto, demagógico y corporativo decreto fascista 33.302” (El Atlántico, 06/02/1946).

[13] La Capital, 28/03/1946.

[14] Unión Obrera Local, Año III,  nº 14, marzo de 1946.

[15] Unión Obrera Local, Año III,  nº 14, marzo de 1946.

[16] Unión Obrera Local, Año III,  nº 14, marzo de 1946.

[17] Unión Obrera Local, Año III,  nº 14, marzo de 1946.

[18] Unión Obrera Local, Año III,  nº 14, marzo de 1946

[19] Unión Obrera Local, Año III,  nº 14, marzo de 1946.

[20] La UOM, de corta vida, fue un intento de armado de una central impulsada por militantes sindicales comunista.

[21] La Capital, 03/04/1946.

[22] El Atlántico, 04/04/1946; El Trabajo, 04/04/1946.

[23] El Atlántico, 04/04/1946; El Trabajo, 04/04/1946.

[24] El Trabajo, 07/04/1946

[25] El Trabajo, 07/04/1946.

[26] Unión Obrera Local, Año III,  nº 16, mayo de 1946.

[27] El Obrero del Pescado, Segunda Época, Año I, nº 1, mayo de 1946.

[28] El Obrero del Pescado, Segunda Época, Año I, nº 1, mayo de 1946.

[29] El Obrero del Pescado, Segunda Época, Año I, nº 1, mayo de 1946.

[30] El Atlántico, 09/05/1946; El Trabajo, 09/05/1946.

[31] El Atlántico, 09/05/1946; El Trabajo, 09/05/1946.

[32] El Atlántico, 09/05/1946; El Trabajo, 09/05/1946

[33] La Capital, 10/05/1946.

[34] El Atlántico, 11/06/1946.

[35] Unión Obrera Local, Año III,  nº 18, junio de 1946.

[36] El Trabajo, 29/09/1946; El Puerto, 05/10/1946

[37] El Atlántico, 21/10/1946.

[38] La Capital 22/10/1946.

[39] El Trabajo, 23/10/1946.

[40] El Trabajo, 23/10/1946.

[41] El Atlántico, 28/10/1946.

[42] La Capital 05/03/1947.

[43] El Trabajo, 06/03/1947; El Atlántico, 07/03/1947.

[44] Quiroga (2010).

[45] La Mañana, 25/03/1948.

[46] El Trabajo, 31/03/1948.

[47] Panfleto del SOIP titulado “A los trabajadores de la industria y a la opinión pública”, noviembre de 1958.

[48] La Mañana, 27/03/1948.

[49] La Mañana, 30/03/1948.

[50] El Trabajo, 31/03/1948.

[51] El Trabajo, 31/03/1948.

[52] El Trabajo, 31/03/1948.

[53] El Trabajo, 31/03/1948.

[54] El Trabajo, 31/03/1948.

[55] El Trabajo, 31/03/1948

[56] La Obra, nº 65, abril de 1948.

[57] La Mañana, 05/04/1948.

[58] La Mañana, 07/04/1948.

[59] La Mañana, 07/04/1948.

[60] La Mañana, 09/04/1948.

[61] La Capital, 07/04/1948.

[62] El Trabajo, 12/04/1948.

[63] El Trabajo, 12/04/1948.

[64] El Trabajo, 12/04/1948.

[65] El Trabajo, 13/04/1948; 17/04/1948; 19/04/1948.

[66] La Mañana, 21/04/1948.

[67] La Mañana, 22/04/1948.

[68] El Trabajo, 15/05/1948.

[69] El Trabajo, 21/05/1948.

[70] El Trabajo, 22/05/1948; 25/05/1948; 28/05/1948.

[71] “Nuevamente el SOIP se dirige a la opinión pública para hacer oír su protesta por la detención de la obrera Dolores C. Ferre, detención que aún se prolonga sin que existan motivos para ello y se pretende procesarles a calumnias maquinadas por los elementos divisionistas que alardean de ese modo sus ‘influencias’ y utilizan el medio de la delación para intimidar a los trabajadores’.” (El Trabajo, 04/06/1948). En un anota posterior se puede leer lo siguiente: “Hemos tenido ocasión de ocuparnos en varias oportunidades de la detención de la señora Dolores C. Ferre, perteneciente al SOIP, (…) Señalamos, también, que esa acusación y la posterior detención de la imputada fue consecuencia de una maniobra urdida por elementos disolventes de ese gremio, como lo dieron a conocer las autoridades del sindicato en varios comunicados. Ahora, fracasadas todas las gestiones realizadas para lograr su libertad, se ha interpuesto ante la Cámara de Apelaciones, bajo el patrocinio del Dr. Luis Reynal O’Connor, un recurso de habeas corpus a favor de la detenida. (…) En su presentación el doctor O’Connor expresa que (…) un señor llamado Roque Rodolfo Giannini la denuncia imputándole delitos de extorsión y privación a la libertad de trabajo, calificación que acepta el juzgado y en tales términos ordena su procesamiento y detención que yo califico de injusta. (…) Poco le ha de costar a V. E. descubrir la verdad en la denuncia que formula Roque Rodolfo Giannini contra la procesada Dolores C. de Ferre pues la simple lectura de esa denuncia le va a dar al tribunal la verdadera significación de que lo imputado no es extorsión en el concepto del art. 168 del Código Penal. No hay más que ver el contenido de la denuncia –dice más adelante en el escrito– para comprobar que se trata de una lucha intestina entre obreros, que para eliminarse los unos a los otros, buscan todos los medios incluso la formación de este sumario imputado del delito de extorsión. El denunciante Roque Rodolfo Giannini, no se ha visto obligado a entregar sumas de dinero de ninguna especie, ni por coacción moral ni física que sería el caso de la procedencia del delito extorsivo, (…). La intimidación o la amenaza como medio de ejecutar la extorsión, ha de tener una influencia decisiva en el ánimo del sujeto pasivo, Jur. Argentina Tomo 54, pág. 319. No digamos que la acción e influencia de la procesada, señora de Ferre. Ha sido definitiva en el ánimo o en lo físico del denunciante Giannini, porque un hombre joven, de 23 años de edad, no puede nunca sentirse intimidado o amenazado de tal manera que se vea obligado a hacer entrega del dinero requerido y confesado por el denunciante, pero que no fue entregado como él mismo lo expresa en la denuncia.” (El Trabajo, 02/09/1948). “…es necesario que se haga justicia a la obrera Dolores C. de Ferre, detenida y procesada por su digna actuación como tesorera del Sindicato del pescado y alojada desde hace 4 meses en la Cárcel de Azul…” (Acción Libertaria, octubre 1948) Véase también El Trabajo, 26/07/1948; La Obra, nº 67, agosto de 1948; La Protesta, septiembre de 1948.

[72] La Mañana, 30/05/1948

[73] La Mañana, 05/06/1948.

[74] El Trabajo, 05/06/1948.

[75] El Trabajo, 07/06/1948.

[76] El Trabajo, 09/06/1948.

[77] El Trabajo, 03/07/1948.

[78] El Trabajo, 27/07/1948.

[79] La Obra, nº 67, agosto de 1948.

[80] La Protesta, septiembre de 1948.

[81] La Mañana, 24/07/1948.

[82] La Mañana, 17/11/1948.

[83] La Mañana, 17/11/1948.

[84] Quiroga (2010).

[85] Quiroga (2010).

[86] La Capital, 31/10/1948; 01/11/1948.

[87] La Mañana, 29/05/1949.

[88] La Mañana, 02/06/1949.

[89] La Mañana, 02/06/1949.

[90] La Mañana, 15/07/1949.

[91] Quiroga (2010).

[92] La Mañana, 02/12/1949. Manuel Sánchez García ocupó ese cargo hasta 1955.

[93] La Capital, 08/09/1949.

[94] La Mañana, 09/09/1949.

[95] La Mañana, 09/09/1949.

[96] Entre los que se encontraban Carlos Medina, Mariano Gonzalo, Ramón Godas, Hernado Justel, Alejandro Silva y Raúl Aranciaga.

[97] La Mañana, 31/07/1949.

[98] La Mañana, 31/07/1949.

[99] La Obra, nº 73, noviembre de 1949.

[100] La Obra, nº 73, noviembre de 1949.

[101] Esfuerzo, nº 1, noviembre de 1949.

[102] Esfuerzo, nº 1, noviembre de 1949.

[103] Según Marín este es un elemento de enorme importancia, pues “el proletariado va incorporando mediante mecanismos sociales muy complejos, una gran cantidad de cuadros (…). El proletariado oye todos los días a miles de individuos que le dan alternativas, pero selecciona, no escucha a todos, elige más a unos que a otros, abandona e incorpora a otros” (Marín, 2009: 35).

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